La razón de ello es que, cuando estamos de pie, la gravedad terrestre comprime las vértebras unas sobre otras, reduciendo el tamaño de los discos intervertebrales (una especie de almohadillas protectoras que hay entre ellas) Al dormir por la noche, esa altura perdida se recupera poco a poco. Como resultado de esto, cualquier persona normal mide entre 1 y 2 centímetros más por la mañana que por la noche.
En el espacio, al no haber gravedad, no hay compresión vertebral, por lo que es como si estuvieras durmiendo, no hay peso sobre las vértebras. El resultado es que cuando los astronautas vuelven a la Tierra, han crecido algunos centímetros (4 ó 5 centímetros, ya que la relajación es aún mayor que estando durmiendo) Pero esa altura ganada la pierden pronto al volver a estar de pie en un suelo con gravedad.